HIPÓLITO YRIGOYEN Nº 250 - GRAL. PACHECO (C.P. 1617) - PCIA. BS. AS.

TEL. (011) 4740 - 5030 / 4508 - 0062
Diócesis de San Isidro

sábado, 10 de septiembre de 2011

HISTORIA

A la muerte del Gral. Angel Pacheco, en el año 1869, su esposa Dolores Reynoso solicita al Arzobispado de La Plata, la creación de una capilla.  La respuesta es afirmativa y llega el 15 de marzo de 1872.  A la viuda del General se la autoriza a fundar un templo, en su casa de San Isidro, para celebrar misa, administrar sacramentos y para utilidad común de los vecinos.
No se sabe fehacientemente si en el Casco, luego de esa aprobación, funcionó o no esa Capilla.
José Pacheco, el mayor de los hijos varones del General Pacheco, hereda luego de la muerte de aquél, las tierras que conforman la actual ciudad y sus alrededores.  José Pacheco contrae enlace con una hija de Tomás de Anchorena, llamada Agustina Mónica, siendo ambos, amantes de la arquitectura de la época.
En ese sentido, concibieron la construcción de un castillo, copia de un hotel parisino, como también la edificación de una iglesia y colegio dentro de sus predios. Fue un signo de la época, de la alta clase social que inició la construcción de viviendas suntuosas del tipo de castillos ó palacios europeos, algunos también de estilo colonial, con finos muebles y lujosa decoración.

Los Pacheco-Anchorena habían visitado Italia, deslumbrados por la policromía de sus iglesias, la similitud del material disponible en nuestras tierras y el no muy alto costo constructivo.  Se sienten así atraídos por edificar la iglesia de sus sueños, basados en el estilo gótico florentino.
Además de los expresados, muchos otros han sido los motivos que dieron lugar a la construcción de este templo.  En efecto, el templo del pago de Las Conchas era muchas veces inaccesible por el lodazal que era necesario atravesar.  San Isidro estaba a muy larga distancia al igual que Luján y la gente de esta zona, que quería recibir a Dios, se hallaba imposibilitada de trasladarse hacia aquellos lugares.
En sus estadías en Europa, el matrimonio Pacheco-Anchorena advirtió que el paso del tiempo sólo era doblegado por algunas construcciones estilistas, bien edificadas y mejor conservadas, por lo cual conciben, con la asesoría de un arquitecto, el templo majestuoso con capacidad para 300 personas.  Ello constituía una enormidad para los escasos pobladores de aquella época, pero con la visión de que 100 años después iba a ser, como lo es hoy, plenamente aprovechado por la inmensa feligresía.
El 2 de febrero de 1885, don José Pacheco, propietario y don Francisco Erril, constructor, celebran el contrato para la construcción de la Capilla y una casa Escuela.  Algunos aspectos no detallados en el contrato firmado fueron digitados sobre la marcha de las obras, la que fué concluída dentro del término inicialmente exigido.
Escasas fueron las reformas al templo a lo largo de los años.  Con la reforma litúrgica de 1963 -Concilio Vaticano II- contruyose, años después, una mesa con frente a los fieles, para la ceremonia de la Misa.  Se eliminan la barandas que estaban frente al Altar y las naves laterales.  Hacia 1975 se agrega la Cruz con Cristo, ubicada en el lateral derecho, cerca de la Pila Bautismal.
La reforma más importante estuvo en el Altar.  Se supone que había cinco frescos en lugar de los cuatro que adornan la bóveda del mismo.  La base de esta creencia la constituyen las dos columnas que sirven de laterales al altorrelieve, que no son originales, no cumpliendo ninguna función específica en el decorado.  Los frescos a los que hacíamos mención fueron pintados por el artista italiano Modesto Faustini, muy popular en su época y venido a estas tierras, específicamente, para realizar este trabajo.

La escultura de mármol que se aprecia mirando hacia el Altar, fué esculpida en Roma en 1892 -cuatro años despues de la muerte de Agustina Anchorena- y se dice que fué realizada en base a una fotografía de la finada.  El cuerpo que asciende sería el de ella.  Sobre uno de los laterales interiores puede accederse a la cripta donde yacen los restos de Don José Pacheco, su esposa Agustina Anchorena y el hijo de ambos, José Pacheco Anchorena.


El exterior del templo guarda, a pesar de los años, el mismo aspecto original.
Desde el presbítero Domingo Mazzeo, primer sacerdote, maestro de escuela e hijo de lugareños, hasta Ignacio Palau, actual párroco, muchos sacerdotes estables hubo en nuestra iglesia.
Al principio eran enviados por la Parroquia de Las Conchas, de la cual dependía para celebrar misas y administrar algún sacramento.  Así pasaron por nuestros pagos los Padres: Mazzeo, José Vidar, Madanago, Justino Verniel, Maestre, Guida, Torres, etc.  Hubo largos períodos sin clérigo, tal fué así que se hizo popular el dicho “no tenés cura, como la iglesia de Pacheco”, para aquel que no contaba con buena salud.
Más hacia nuestra época se puede mencionar la actuación del Rvdo. Améndola de Tebaldi y a José Egoscue, nombrado luego de la creación de la Parroquia de la Purísima Concepción, para separarla de la Inmaculada de Tigre, a la que pertenecía.  Este hecho se produce el 7 de Setiembre de 1963, por disposición del Obispo de San Isidro, Monseñor Aguirre.
Durante 1970 se designa al nuevo párroco, un hombre de 56 años, baja estatura, voz pausada y suave, pero con un fuerte carácter y definida vocación.  Su misión sería la de organizar toda la actividad pastoral de su nuevo habitat espiritual.  Su nombre: Juan Premat.  La labor del Padre Juan fué muy amplia ya que atrajo a muchos laicos a la iglesia, organiza el consejo parroquial, realiza las asambleas anuales y comienza la mayor obra espiritual que hasta ese momento se había encarado.  Instala varios centros misionales con lo cual el auxilio espiritual estaría donde la gente lo necesitara.  La Iglesia Purísima Concepción se convierte en un punto dinámico y su labor se acrecienta día a día. Durante 1986 se celebraron los 100 años de los primeros edificios públicos de Pacheco, que no fueron otros que La Iglesia y la Escuela. En 1987 el Padre Juan se acoge a la jubilación.
En esa fecha fue designado un nuevo párroco, un joven clérigo llamado Adrián Santarelli y le da el vigor propio de su juventud a la tarea iniciada por el Padre Juan.  Logra que aumente notablemente la feligresía, especialmente la gente joven que hoy trabaja en los distintos sectores de Parroquia.
Actualmente cumple esa misión el Padre Ignacio, secundado por una gran cantidad de ministros de la eucaristía y laicos. 

Fuente: Asociación Histórica de General Pacheco